El origen del chocolate en el Nuevo Mundo
En 1534 Fray Antonio de Álvaro recibió una misiva de un monje aragonés que marchó junto a Hernán Cortés, al Nuevo Mundo. Este monje, Fray Jerónimo de Aguilar, le mandó las instrucciones para elaborar una suculenta bebida a base de semillas de cacao a la que le había dado el nombre de chocolate y que él mismo había formulado a partir de una bebida nativa de cacao. Fray Antonio, como abad del monasterio, ordenó la elaboración de esta receta para disfrute de ellos. Posteriormente y debido al éxito que tuvo, la receta pasó al resto de conventos cistercienses y a la realeza. A finales del siglo XVI, en el que ya lo disfrutaba todo el pueblo, un florentino llamado Carletti exportó la elaboración del chocolate a Italia y a toda Europa.