El tejar de Villel de Mesa
El tejar de Villel de Mesa está situado en el camino que, bordeando la vega de la margen izquierda del río Mesa, se dirige a Algar de Mesa. Dista del caserío de Villel de Mesa unos 1800 metros; y poco más de la vecina Algar de Mesa. Esta infraestructura ha dado nombre al paraje en el que está situado: el Tejar. Actualmente, el complejo está en estado ruinoso pero se diferencian tres estructuras que conformaban la tejería: un edificio que servía de vivienda, un horno preindustrial y lo que podía ser un almacén de tejas.
El horno está parcialmente enterrado en sus lados NO, N y NE aprovechando la pendiente del terreno que busca el cauce del río Mesa. Se puede apreciar con claridad la cámara de cocción, la cual está al descubierto. Está formada por una estructura circular de piedra enlucida en la parte interior, con un diámetro de unos 2,5 m y una altura visible de 2,5 m. El fondo está cubierto de vegetación, lo que impide evidenciar la posible parrilla para el colocado de las tejas y que haría de separación con la cámara de combustión contigua. Presenta una abertura en su parte SO que puede corresponderse con el acceso de carga y descarga de las tejas. Y en una cota inferior y orientación SE se aprecia otro acceso, este con dintel de madera y a modo de galería que conduciría a la cámara de combustión para introducir la leña que alimenta el fuego. Este último acceso se halla totalmente ocluido por vegetación y derrumbe.

Posiblemente dejó de utilizarse a finales de la década de los cincuenta del siglo XX. Los últimos tejeros que desarrollaron el oficio en la tejería de Villel de Mesa, en el año 1957, fueron Gaspar Martínez Iturbe y Josefa Pérez Gonzalo, naturales de Milmarcos y Algar de Mesa respectivamente (Martínez Pérez, 2021)266. Es precisamente Carmina Martínez Pérez, la hija mayor del matrimonio, quien rememora y reivindica —en Las huellas de las tejas— la labor de la fabricación artesanal de tejas que realizaron su padres, en las diferentes tejerías del Valle del Mesa: Algar de Mesa, Mochales y Villel de Mesa; así como posteriormente en tierras aragonesas.
Si bien se conoce el final de la actividad en la tejería de Villel de Mesa, decir algo sobre su origen es complejo. Mientras que otras infraestructuras aparecen nombradas en diversa documentación a lo largo de los últimos siglos, no es el caso del oficio de tejero o la existencia de alguna tejería. Ni los anuarios de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, ni el Catastro de la Ensenada (1753) revelan la existencia de esta manufactura.